Es muy común la creencia de que, si se tiene un objetivo claro, el éxito está asegurado. Desafortunadamente la experiencia nos ha mostrado que esto no es así. Tener definido el objetivo es únicamente el principio de un largo camino para poder realizar cualquier tarea que la empresa se proponga. Dicho de otra manera, el objetivo es únicamente el “QUÉ” falta el “COMO”.
La habilidad y “know how” de “COMO” transformar un objetivo o idea en una realidad debe ser parte del DNA de la empresa y es una de las principales ventajas competitivas de las organizaciones exitosas.
Cuando hablamos de innovación, tener un objetivo (e ideas potentes de nuevos productos) es solo el inicio, necesitamos contar con un proceso de trabajo (proceso de innovación) que articule todas las áreas de la empresa para convertir las ideas en nuevos productos, que cubran las necesidades y requerimientos del cliente, con el costo que se planeó (rentables) y a tiempo de acuerdo con los compromisos hechos con el mercado. Por ejemplo, de nada hubiera servido un momento de inspiración diseñador de “Choco-Obleas”, sin el apoyo, empuje y capacidad de ejecución de su equipo para llevar este exitoso producto a los anaqueles.
Entonces podemos afirmar que la innovación depende de ambas premisas del título del artículo, es necesario contar con un objetivo (retador, alcanzable) y también con un proceso estructurado que nos asegure que los productos llegarán con éxito a los anaqueles.
· Apoyo del director general. Requisito fundamental, si no se cuenta con ésto, no se podrá consolidar e implementar el proyecto. Este tipo de iniciativas nacen de la punta de la pirámide hacia abajo. No hay alternativa.
· Integrador. Debe asegurarse que todas las áreas de la empresa estén informadas y participen activamente en los proyectos.
· Estructurado. Se debe tener escrito un mapa del proceso (que áreas participan, sus responsabilidades y actividades), donde los pasos a seguir están definidos y se cuenta con documentos de registro y seguimiento.
· Cuenta con recursos suficientes. Independiente del tamaño de la empresa, implementar y ejecutar un proceso de innovación requiere de recursos que la alta gerencia debe autorizar, proporcionar y supervisar. Ente éstos se encuentran: tiempo de los miembros clave, capacitación, personal para administrar el proceso, inversión en materiales, etc.
Métrica de seguimiento. Es necesario definir un tiempo y lugar para darle seguimiento al proceso, revisar hallazgos recientes y tomar decisiones.
· Diseño hecho a la medida. No hay un solo proceso de innovación igual para 2 empresas. El tamaño de la operación, el nivel de complejidad de las iniciativas, los recursos con que se cuenta y la madurez del proceso son factores que influenciarán su diseño.
Algunas recomendaciones prácticas: a) empieza con iniciativas sencillas. No intentes ejecutar proyectos muy complejos en un inicio, escoge pocos, sencillos y buenos. De esta manera los errores que se cometan -seguro se van a cometer- no serán muy costosos y servirán como aprendizaje. b) Selecciona bien los proyectos a ejecutar. Hay que hacer un análisis contestando preguntas como: ¿Qué problema soluciono?, ¿A quién se lo solucionó?, Si las cosas salen bien ¿tengo los recursos para surtir la demanda?, si salen mal, ¿pongo en riesgo la empresa?, ¿cuenta la empresa con el talento en todas las áreas para ejecutar el proceso exitosamente? c) Cuidado con la parálisis por análisis. Nadie aprende a nadar sin meterse al agua.
Para concluir podemos afirmar que la innovación necesita visión (objetivos) y acción (proceso de innovación), éstos forman una cadena que será tan fuerte como el más débil de los eslabones. Por último, no olvidemos un factor vital, el liderazgo de la cabeza del negocio y de su equipo de primer nivel, ellos son el motor que hará que se cierre el ciclo y se produzca la magia.